La próstata es una glándula muy pequeña del cuerpo del hombre, su tamaño es equivalente al de una nuez y esta se encuentra situada debajo de le vejiga, precisamente por delante del recto formando parte del órgano reproductor masculino. La próstata es uno de los órganos vitales para la composición de líquidos a base de esperma, es decir, esta es la que ayuda al cuerpo del hombre a producir el semen.
Cuando un niño nace, la glándula de la próstata es de un tamaño muy pequeño, pero mediante el proceso de la pubertad este tiende a aumentar su tamaño cuando los niveles de testosterona son altos, pero, aun así, esta suele seguir creciendo hasta que la persona llega a la edad de 20 años y esta no suele presentar un problema para la salud del hombre por muchos años.
La hiperplasia prostática es un problema que suele presentarse en los hombres con una edad mayor a los 50 años, a medida que esta glándula aumenta su tamaño, esta puede llegar a disminuir o incluso obstruir el flujo normal de la orina que parte de la vejiga.
Este problema suele causar distintos problemas o síntomas en el tractor unitario inferior (STUI) del cuerpo, entre algunos de los síntomas más comunes se encuentra; la deficiencia en el flujo de orina, la urgencia para orinar, al orinar no se vacía completamente la vejiga y la micción habitual de orinar, sobre todo en la noche.
¿De qué manera se trata el agrandamiento prostático por medio de radiologías intervencionistas?
Existen muchos tratamientos para evitar el agrandamiento de la próstata, al igual que también existen muchos radiólogos intervencionistas con los cuales se puede realizar uno de los tratamientos más conocidos en la actualidad llamado “Embolización de la arteria prostática” o también conocida por sus siglas EAP, este tratamiento se realiza con la idea de poder disminuir el tamaño de la próstata, permitiendo así también reducir los molestos síntomas que existen en el tracto urinario inferior.
La EAP es conocida por ser un tratamiento con una tasa de invasión muy mínima, además, cuenta con una gran cierta cantidad de ventajas en comparación de la cirugía tradicional. Una de las principales ventajas de la EAP, es que es un tratamiento con menos riesgo, además, es menos dolorosa, por lo tanto, su tiempo de recuperación es poco e incluso no cuenta con el riesgo que existan efectos secundarios sexuales como en las cirugías convencionales.
La gran mayoría de los hombres que han realizado el tratamiento de EAP han obtenido increíbles resultados muy satisfactorios y sin incontinencia urinaria o posibles efectos secundarios en el ámbito sexual. El único detalle de este tratamiento es que, al culminar, se encontrara una marca de punción en la muñeca o en la ingle, dicha punción demuestra que el hombre fue sometido al tratamiento EAP.
Entre los posibles efectos secundarios que pueden llegar a aparecer después del tratamiento EAP son; micción frecuente, dolores pélvicos, diarreas, sangre en las heces y en la orina. Estos efectos suelen ser muy molestos, pero suelen resolverse solos, ya que poco tiempo después de los tratamientos estos suelen desaparecer.
¿En que se basa la embolización e la arteria prostática?
El tratamiento de embolización de la arteria prostática consta de un proceso que se divide en dos partes, las cuales son:
La punción e introducción del catéter
Este procedimiento se hace en una sala especializada, teniendo como principal herramienta un equipo de rayos x, el cual se usa para obtener imágenes como guía para poder tratar la próstata. Durante este proceso, un radiólogo intervencionista se encarga de realizar una punción en la ingle o en la muñeca del paciente con la idea de poder implantar un tubo pequeño y delgado de al menos 2 milímetros de diámetro llamado “Cateter” en una de las arterias de la próstata.
La embolización de la arteria prostética
Una vez terminado el proceso de punción, el radiólogo se encarga de bloquear el flujo sanguíneo de la próstata usando microesferas de modo que se puedan reducir el oxígeno de las células que conforman la próstata, provocando que se reduzca la hinchazón de la glándula.
En base a más de 20 estudios realizados, conformados por más de 2000 pacientes con STUI, se ha comprobado que la embolización de la arteria prostática cuenta con una recuperación mucho más corta que las cirugías tradicionales y es el método que menos complicaciones puede llegar a tener.
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